ESQUINA DE BARRIO

El edificio se encuentra en la esquina de una manzana triangular, fractura propia del tendido del ferrocarril. Tiene en total 800 m2 y el loft aquí exhibido -destinado a alquiler: 114 m2.

Su interior fue demolido por completo y reconstruido con unidades de dos o tres niveles (planta baja, entrepiso y subsuelo), mientras que la fachada original fue conservada y puesta en valor con la limpieza, reconstrucción y pintura de bajorrelieves y elementos ornamentales. También se llevó a cabo la reconstrucción de revoques, veredas y solados exteriores.

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PUERTAS ADENTRO

“El concepto del diseño interior reside en la simplicidad como impronta de elegancia. Una paleta de color neutral favorece la luminosidad de los espacios”, La circulación es abierta y está integrada en un ambiente con tipología de loft, que sólo se interrumpe en el cuarto de baño, que queda aislado. Los tres niveles dialogan a través de balconeos y dobles alturas, que además habilitan el acceso de luz natural a través de grandes paños vidriados. En la planta baja se ubican el estar, el comedor, el baño y la cocina. En el entrepiso, que recibe luz cenital a través de una ventana de techo, se encuentran el dormitorio principal, el escritorio y otro baño, mientras que en el subsuelo hay un espacio de usos múltiples, un escritorio y un placard.

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ESPÍRITU PORTEÑO: ENTRE LA NOSTALGIA Y LA ALEGRÍA

El blanco domina los ambientes, pero el color salpica las paredes. Se eligieron colores fuertes para los ambientes más pequeños (baños por ejemplo) y una paleta neutral para los más grandes, como el estar y los dormitorios.

El equipamiento fue cuidadosamente seleccionado para recrear las estéticas que conviven en Buenos Aires: desde la rústica y criolla, propia del almacén de ramos generales (desde su fundación, el edificio alojó distintos tipos de comercios) hasta la contemporánea, con detalles minimalistas en la iluminación y terminaciones a la vista. Parte del mobiliario y objetos fueron encontrados en una casa de antigüedades, y el caballo de calesita en una casa de demolición de Tigre: “Algunos elementos singulares, como el caballo o el antiguo escritorio, activan los resortes de una memoria que asegura la continuidad del pasado en el presente”, cuenta María de los Milagros.

Las puertas de acceso independiente desde la calle recuperan el pasado comercial del edificio: detrás de cada una de ellas, los sueños de inmigrantes emprendedores fueron realidad durante décadas. El último de ellos, acaso, una “zapatillería”: las Baires encontraron la vieja marquesina al hacer el relevamiento del edificio. Esta inédita versión de la propiedad horizontal, que no deja de ser “un testimonio de la arquitectura típica de fines del siglo XIX y principios del XX en Buenos Aires”, es hoy un espacio habitable y diseñado para revivir la ciudad de antes en la de ahora.